Características de las funciones paterno - maternas
El reconocimiento del niño como un sujeto en
evolución con características propias, sin exigirle por encima de sus
posibilidades.
El revestimiento afectivo del niño, haciéndolo
depositario de su amor y obteniendo gratificación de su proceso de
crecimiento, sea el que sea.
La comprensión y cobertura de las necesidades y
características de su desarrollo evolutivo, facilitándole la protección
necesaria.
El entendimiento y apoyo de los conflictos que el
niño plantea en su evolución psíquica para llegar a ser un sujeto autónomo.
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El ejercicio y sostén de los límites generacionales,
instaurando las prohibiciones y límites necesarios para la incorporación de
derechos y obligaciones.
¿Quiénes participan en el maltrato emocional y psicológico?
El abuso emocional es un problema que involucra a dos o más
personas. El abusador y la víctima del abuso, y a veces, terceras
partes que pueden ser “cómplices” o actuar como “abogados o jueces”, tomando
partido por el abusador o por la víctima.
Perfil del abusador
Existen
diferentes tipos de abusadores y diferentes grados de abuso
intelectual. Por lo general se trata de personas que tienen una
marcada inmadurez psicológica o emocional y probablemente hayan sido víctimas
de abuso durante su niñez o hayan sido testigos de relaciones abusivas y no han
logrado aprender maneras más adecuadas y saludables de relacionarse con los
demás.
A menudo, una
baja autoestima, la inseguridad y la frustración llevan a una persona a
necesitar ejercer cierto control sobre otras personas o a descalificarlas
permanentemente.
Entre las
características más comunes de los abusadores, podemos citar las siguientes:
- Tienen una baja tolerancia, un temperamento
explosivo y cualquier incidente menor desata su agresión.
- Son muy inseguros, excesivamente posesivos y
celosos. Tienen una fuerte necesidad de controlar a los demás o restringir sus derechos
y su libertad.
- Necesitan de personas
sumisas que se sometan a su
voluntad.
- No se comprometen afectivamente.
- Ordenan, no piden.
- Tienen una alta capacidad de engañar a los demás y
se engañan a sí mismos.
- Culpan a los demás de sus propios problemas, o
culpan al mundo, a la vida a una situación particular.
- No se hacen cargo del daño que causan.
- No tienen consideración ni sienten o demuestran
empatía.
- Suelen tener una doble personalidad: pueden ser
amables y encantadores por un lado, y sumamente crueles y sarcásticos por otro.
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